Promoción de la lectura
Del libro Te amo, lectura (Natacha) de Luis Pesscetti La maestra propuso algunos libros para leer y sugirió que podían armar equipos para realizar los trabajos o, simplemente, compartir las lecturas. - ¡Tom Sawyer, si quiere, le re-rompe la cara al Principito! (Jorge). Los varones se retiran murmurando. - Chicos, pero les juro que a Tom Sawyer sí me lo estoy leyendo entero (Rubén, alcanzando al resto de los varones).
Sin embargo, por alguna razón, los equipos se dividieron de manera que los varones escogieron Tom Sawyer y las niñas: El Principito.
- ¡Sí, nene! ¡Y el principito le tira con un planeta que lo revienta! (Sabrina)
- ¡Bien, Sabrina! (Natacha).
- ¡Ja, chicos, miren lo que dijo! ¡Los planetas no se pueden tirar, nenita! (Rubén).
- ¡Callate, Rubén, que siempre pedís ayuda en ciencias naturales! (Pati).
- ¡¿Y qué tiene?! (Rubén).
- ¡Que te hacés el que sabés cómo se tiran los planetas! (Pati).
- Además, Tom Sawyer tiene de amigo a Huckelberry, que se sabe de todo y lo deja como una papa frita! (Federico).
- ¡Y el Principito tiene un lobo que para eso lo entrenó y lo deja peor que la abuela de Caperucita! (Leonor).
- ¡Si esa se salvó! (Nicolás).
- ¡Pero por culpa del leñador, nenito!(Natacha).
- ¿¡Y qué?! ¡Mi papá trabaja en la ferretería! (Federico).
- ¿¡Y eso qué tiene que ver, Federico!? ¡Ay! ¡Nada que ver! ¡Chicas, éste se zarpó! (las chicas juntas).
- ¡Que no será leñador pero ahí venden maderas, hachas, de todo! (Federico).
- ¡Sí, nena! ¿¡Y dónde te creés que compran las cosas los leñadores?! ¡Conoce a un montón! (Jorge).
- ¡Además el Principito no lo entrenó para atacar al lobo, sino que lo domesticó por amor! (Rubén).
- ¿¡Y vos cómo sabés eso, Rubén!? (Valeria, alerta contenta).
- No, nada que ver… bueno… (Rubén).
- ¡Chicas! ¡Rubén leyó el Principito! ¡Ganamos! (Leonor).
- ¡Qué salame que sos, Rubén! (Jorge, agarrándose la cabeza).
- ¡Ga-nááááá-mos! ¡Ga-nááááá-mos! ¡Ga-nááááá-mos! (las chicas, abrazándose).
- ¡Paren, nenas! ¿¡De qué ganaron?! (Federico).
- ¡Lero lero, lero lero! ¡Ga-nááááá-mos! (Natacha).
- ¡Si la maestra nos dio los dos para escoger, nenas! (Nicolás).
- Pero las chicas habíamos elegido al Principito y ustedes a Tom Sawyer (Pati).
- ¿¿¿Y qué tiene??? ¡Paren de hacerse las cancheritas! (los varones).
- Que si Rubén lo leyó es porque está más bue-no-nues-tro-li-bro, ja ja já (Sabrina).
- ¡Vivan las chicas! (abrazándose).
- ¡No lo leí entero! ¡Paren, paren! ¡Lo leí un poco porque mi hermana lo tenía!(Rubén).
- ¡Aguante el Principito! ¡Aguante el Principito! ¡Aguante el Principito! (las chicas, saltando en ronda, abrazadas).
- Chicos, vámonos que son unas plomas (Federico).
- ¡Aguante el Principito! ¡Aguante el Principito! (las chicas).
- … (Nicolás le da una suave palmada en la cabeza).
- ¡Y me gusta más! ¡En serio! ¡O igual, pero me gusta más! (Rubén).
- Está todo bien, Rubén; pero tenés que fijarte lo que decís delante las chicas (Jorge, le cruza el brazo sobre los hombros, mientras siguen caminando)
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