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Las Bibliotecas Populares en la 35ra Feria Internacional del Libro de Buenos Aires

Las Bibliotecas Populares en la 35ra  Feria Internacional del Libro de Buenos Aires

Los Bibliotecarios, con las manos llenas

 
Fuente: Susana Reinoso  -La Nación- 09.05.09.

Ayer fue la primera de las tres jornadas en las que representantes de 1200 bibliotecas llegaron a la Feria para adquirir sus libros
Casi 2500 bibliotecarios llegados de todo el país se convirtieron ayer en la mejor postal de la 35° Feria del Libro de Buenos Aires, que concluirá pasado mañana. En su mayoría mujeres, los representantes de más de 1200 bibliotecas populares, muchas de ellas ubicadas en pueblitos remotos de la geografía nacional, contagiaron su entusiasmo a los expositores. Hubo, por así decirlo, una verdadera voracidad por los libros.
Por primera vez, desde que la Feria abrió el 23 de abril último, sobraron los rostros sonrientes. Fue como asistir a la humanización de la ley de oferta y la demanda. Sonreían los vendedores de stands, ante las largas filas de bibliotecarios también sonrientes, que no se separaban de sus carritos repletos de libros.
Cada biblioteca recibió un subsidio de $ 2000 para la compra de libros al 50% de su valor, merced a un acuerdo entre los expositores y la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip), que preside María del Carmen Bianchi. Claro que hubo excepciones. Por ejemplo, el grupo español Anaya -que importa libros de excelente factura y elevado precio- no abrió su stand para vender a los bibliotecarios. La inversión ?sustantivo más que adecuado- del organismo fue del orden de los cuatro millones de pesos.
El programa de la Conabip ha crecido en los últimos cuatro años de existencia. El año pasado, cada biblioteca popular recibió $ 1200 de subsidio para libros y se invitó a la mitad de bibliotecarios que llegó en esta edición.
A las compras para las cuales la Feria habilitó el horario especial de las 10 a las 14 desde ayer y hasta mañana, se agregó el 2° Encuentro Nacional de Bibliotecas Populares que tuvo un orador de lujo en su apertura: el reconocido escritor Ricardo Piglia. El programa tuvo también la presencia de Claudia Piñeiro, Canela, Luis Gruss, Tristán Bauer, Ivonne Bordelois, Angela Pradelli, Felipe Pigna y Gabriel Mariotto, entre otros.
A medida que se nombraba a las provincias representadas estallaba un aplauso cerrado. La que más gente aportó fue el distrito bonaerense con 330 representantes, seguido por Santa Fe, con 151 bibliotecarios y Córdoba, de donde llegaron 92.
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La postal de ayer conmovió a directivos de ambas cámaras editoriales ?la CAL y la CAP- y a muchos expositores. Porque, al margen de la preocupación por vender libros que para eso es la Feria del Libro, fue contagioso el entusiasmo y la efervescencia de los bulliciosos bibliotecarios. Llegaron tempranísimo, contentos y apenas pisaron la Feria comenzó el intercambio entre unos y otros.
Dado que la Conabip también les pagó el pasaje y el alojamiento, muchos decidieron agruparse en casas de familia o en pensiones, para destinar el ahorro a la compra más libros. Así lo contaron a LA NACION.
A las 9 de la mañana, una multitud se agolpó en la entrada del playón de avenida Sarmiento. Las mujeres, aferradas a sus bolsos donde guardaban el dinero y la lista de títulos para comprar. Los hombres, sin perder de vista los bolsillos.
Algunos de los consultados por LA NACION contaron que habían ahorrado dinero todo el año pasado para incrementar el monto de las compras. Entre $ 700 y $ 1000 que se agregaron a los $ 2000. "Nosotras trajimos $ 3000 y venimos de Comodoro Py, partido de Bragado. En nuestro pueblo, de 700 habitantes, leen una barbaridad", dijo Andrea Penella, de la Biblioteca Florencio López.
La Conabip les proveyó un carrito y una caja para sus compras. Y, mediante un acuerdo con el Correo Argentino, les consiguió un descuento para envíos al interior. Pero muchas bibliotecarias se negaron a separarse de sus compras.
¿Va a despachar los libros?, le preguntó LA NACION a Irma Macasso, de Pasco, un pueblo cordobés de 1200 habitantes. "Mejor me los llevo en el colectivo", dijo mientras consultaba su extensa lista.
Varios bibliotecarios consultados señalaron que, en promedio, por las bibliotecas populares circula mucho público infantil y adolescente. "Nosotros tenemos que darles apoyo con literatura recreativa, que es lo que más compramos. Pero también la comunidad necesita libros de salud, rehabilitación, oficios y manualidades", coincidieron Andrea Previtali y Rodolo Melega, del distrito bonaerense de Caseros.
El sanjuanino Sergio Guzmán llegó del pueblo de La Bebida, de 16.000 habitantes, para comprar "además de clásicos, libros de oficios y mucha literatura infantil, porque tenemos cuatro escuelas alrededor". Mientras hacía la fila para pagar, leía despreocupadamente Leviatán, de Thomas Hobbes.
Los stands de Random House Mondadori, Grupo Planeta, Aique Larousse, Siglo XXI, Ediciones B, Norma-Kapelusz, Santillana, Cúspide, y los de sellos independientes como Ediciones Del Eclipse, Del Zorzal, Katz y Entropía, entre otros, no daban abasto para atender pedidos de bibliotecarios. Varios sellos trabajaron con compras anticipadas, merced a que la Conabip envió catálogos al interior.
Emocionado el encargado del espacio de Del Eclipse fue hasta el stand de la Conabip a agradecerle la iniciativa de subsidiar a los bibliotecarios, porque eso produjo un impacto positivo en las ventas.
Enciclopedias, diccionarios, títulos de literatura infanto-juvenil, best sellers, ensayos periodísticos, títulos de lectura recreativa y libros de ciencias sociales fueron ayer los más requeridos por los bibliotecarios. "Tenemos que llevar un poco de todo", coincidieron las santafecinas Esthe Basté y Teresita Braccia, de la Biblioteca Mariano Moreno, de Hugues. "Algunos nos reprochan de que no hagamos una biblioteca sólo para mujeres por eso llevamos de todo".
Lo positivo del programa es que cada biblioteca compra libros conforme las necesidades de sus propias comunidades. Ayer, María del Carmen Bianchi, les dio otra buena noticia: se aprobó hace dos días la concesión de una conexión gratuita de banda ancha y una línea telefónica control para las bibliotecas populares de todo el país. En el acto de apertura del encuentro de bibliotecarios tronó ayer el aplauso agradecido de todos. "Ahora no, aplaudan cuando nos conecten", dijo Bianchi por si acaso. La conexión es resorte de la Secretaría de Medios.
Quizá, sólo una imagen supere la conmovedora foto de ayer: la de los habitantes de más de 1000 ciudades y pueblos remotos del país esperando la llegada de los libros.

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