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Ludotecas Barriales

Ludotecas Barriales

Diálogo y encuentro constituyen el eje de este Trabajo que parte de lo individual y se extiende hacia lo familiar y comunitario en un ida y vuelta que generan enriquecimiento a la persona, también como ser social.
Marco conceptual sólido, experiencia, referencias integradoras y envolventes, sentido de profundidad y amplitud, hacen de este Proyecto un maravilloso ejemplo de lo que los espacios lúdicos son capaces de promover cuando hay voluntades encontradas y valores sólidamente compartidos.
Es una invitación a la vida!
Excelente tarea!

Elsa Aubert*

 Introducción

No todo es juego, pero el juego es parte del todo.- 

Los nuevos ritmos urbanos y rurales, junto con las  nuevas tecnologías naturalizadas, impregnadas en la vida cotidiana, junto a  razones sociales y económicas, han desarrollado una distancia, “una brecha” que dificulta, hacen “ruido” en la comunicación entre los miembros de la sociedad, los miembros de un mismo barrio, de una misma familia, entre el “adulto y el niño”.

Estos nuevos problemas de comunicación entre el mundo infantil y el mundo adulto se agravan,  entre otras cosas, debido a que los chicos hoy tienen modelos de pensamiento diferentes.

Los chicos aprenden a pensar desde el vamos de manera distinta. Por eso  entienden mejor a las computadoras y a los elementos electrónicos que los  adultos y esto es  porque ellos poseen modelos de operación mental que nosotros tenemos que incorporar con esfuerzo dentro de procesos que ya teníamos organizados.

A ellos le resulta más fácil aprender e informarse con los nuevos lenguajes audiovisuales porque han crecido  en la cultura de la imagen y es el idioma en que mejor se expresan en contraposición de nosotros los adultos que provenimos de la cultura del  lenguaje escrito.  A este nuevo modo de  pensamiento tecnológico que nos aleja de ellos, se le suma los nuevos problemas,  que están en relación con la pérdida del  sentido de pertenencia a un grupo, a una comunidad que muchas veces es el producto del olvido de políticas de planificación de  espacios comunitarios para producir procesos comunicaionales y culturales.

Por otra parte la inseguridad, la falta de tiempo, las crisis económicas son variables que hacen que se dificulte encontrar esos lugares o “puentes”  donde intercambiar con el otro, con el distinto, con el vecino.

Los clubes de barrio, los “potreros para un picadito”, las plazas, los juegos tradicionales en la vereda con el vecinito o “la vecinita de enfrente” se han quedado en la memoria del adulto que por momentos tiene nostalgia e intenta compartirlo con sus hijos, sus alumnos, cuando ve que ellos hoy  tienen dificultades para jugar con libertad y seguridad.

Una falta de libertad con obstáculos relacionados con la insuficiencia de los espacios físicos: viviendas reducidas, la calle que no contempla lugares para el juego, los parques que son lugares poco equipados e inseguros, etc.

A esta realidad se le añade la merma de posibilidades para encontrarse con compañeros, la dificultad para recibir visitas de amigos y jugar juntos en el propio hogar, las escasas relaciones con los vecinos del barrio, la falta de tiempo libre durante el período escolar por tatas actividades que “ocupan” a los niños (ingles, computación, baile, deporte, etc.) o, simplemente por que muchos niños ni siquiera tienen hermanos con quienes compartir sus juegos.

Este es quizás  uno de los motivos por lo cual  nacen las ludotecas: Porque los niños de hoy tienen dificultades para jugar con libertad y seguridad, y porque no existen espacios necesarios para la relación y el encuentro con el otro

La postura que se sugiere aquí no es una que pretende enmarcar ideologías o tipos de ludotecas estándar, sino aquella en que se apropian los textos, se les hace resignificar otras cosas, se les encuentra el sentido, y se constituyen en un gesto de afirmación de la singularidad[1]

Por eso   analizaremos la afirmación de que La ludoteca barrial  es:

 Un espacio lúdico planificado para mejorar procesos de comunicación entre adultos y niños; entre familia y comunidad. Un espacio lúdico de apropiación comunitaria para desarrollar nuestro sentido de pertenencia al lugar que vivimos, preservarlo y poder así defenderlo, desarrollando y conservando  valores

  1. ¿Qué es el juego?

 “Nuestra sociedad no le ha dado al juego el lugar que se merece: éste no necesita que le asignemos un espacio específico, ni espera que le otorguemos algo para existir” EL HOMO LUDENS Ps. Irene Martínez Zarandona  Existe un puente entre la orilla  donde habita el adulto y la orilla donde el niño habita. Un puente donde poder establecer una tregua al traqueteo cotidiano del adulto y la necesidad de afecto y  estimulo del niño. Existe un  espacio común: para ser niños grandes y grandes niños. Para compartir con los iguales y con los diferentes. Un espacio para entender la libertad de aprender a volar junto a los que ya conocen el cielo de jugar y a los que no han aprendido aún.Ser y crecer con nuestros pares, con nuestros iguales y principalmente con nuestros diferentes, por su edad, sus costumbres, sus creencias o por cualquiera de las características que nos identifica como seres únicos.

Ese espacio ese puente se llama: Juego

Ganar y perder, compartir y  defender lo nuestro respetando lo de otros. Competir de forma honesta sin dejar de ejercer el derecho de hacer trampa o que nos la hagan  para enojarnos y desenojarnos para aprender que lo que importa es jugar.Contener  y que nos contengan para permitirnos pensar  y crecer siendo nosotros mismos, con defectos, virtudes y nuestras ocurrencias Un puente que nos permita y nos enseñe a  comunicarnos de forma libre, sin miedos y creativamente “Llamamos juego a la materialidad fenoménica, es un observable en la conducta de un sujeto que reúne una serie de condiciones al ser definido. Si a este juego singular lo incluimos en un conjunto, al que le aplicamos algún sistema clasificatorio, obtendremos diferentes agrupamientos, según los criterios específicos que utilicemos”. “Lo lúdico, en cambio, es un modo de ser. En una combinatoria entre deseo y ley (libertad y orden), necesidad y azar, se cuela en lo cotidiano fundando un orden diferente. Lo lúdico supone una ruptura, un despegue de la realidad, una inclusión de lo imposible – posible en el tratamiento de la misma, un asomarse al vacío, a la aventura, y en especial una disposición permanente para el cambio”. “Como vemos, la actitud lúdica tiene su raíz en el juego pero es mucho más abarcativa”… “La docencia debería apostar a generar actitudes creativas, lúdicas en el aprendizaje…”…Toda instrucción sin una actitud lúdica es simple adoctrinamiento. La educación para la vida es un intento de propiciar la espontaneidad, la creatividad, el descubrimiento, a través de una actitud que permita jugar, o sea, ver los contenidos del aprendizaje desde formas y ópticas diferentes” (Fornari, 2002)[2] ¡Jugar por el placer de jugar! Jugar con o sin juguetes, pero ¡poder jugar! Jugar para vivir la infancia como deberían hacerlo todos los niños de este planeta. Si el juego no hace milagros, puede ayudar de manera sorprendente a echar raíces en la vida[3]. 

  1. Juego y estimulación temprana

 

Imaginemos a un  bebé que está descubriendo que las cosas hacen ruido, se caen y que incluso siguen existiendo aunque desaparezcan de la vista. Observemos a un niño pequeño explorar los objetos, la configuración, el color, el gusto y la textura,

Imaginando, observando estamos “presenciando” cómo aprende un niño.

Los sentidos del olfato, la vista, el oído, el tacto y el gusto son las herramientas que el niño utiliza para comprobar, comparar y aprender.

 El juego permite el contacto del niño con el mundo, el afinamiento de la coordinación motora, juego de fantasía, juego con amigos imaginarios, juego de construcción, juego colectivo, juego electrónico e informático, etc. El juego siempre debe ser entretenido. La vida del niño, debe desarrollarse experimentando un cúmulo de variados y cautivadores juegos. Cuando se juega, no significa que se esté perdiendo el tiempo o que el tiempo transcurra libremente nada más. El juego es la forma fundamental en que los niños aprenden cosas sobre sí mismos y los demás[4]. Es un aspecto básico de su desarrollo físico, emocional y cognitivo.

El niño moriría de hambre y de frío si los adultos no sostuvieran su vida. La satisfacción de las necesidades primarias es la condición fundamental de la vida del niño durante su infancia. Si el bebé no es bien alimentado, su salud empezará a fallar. Y lo mismo sucede con el desarrollo cognitivo. Si comparamos a dos bebés nacidos al mismo tiempo y dotados de un mismo potencial, a uno de los cuales se le ofrece un ambiente estimulante, mientras al otro se le deja durante horas, contemplando el techo, no tardaremos en observar una notable diferencia entre ambos.

Un niño a quien se hable, hablará en general bastante más que un niño al que no se le ha hablado, al igual que el juego es una de las habilidades que los niños aprenden en buena medida a través de la imitación. El desarrollo mental se parece mucho al de su desarrollo físico. Si se alimenta bien a un bebé sano, lo más probable es que continúe creciendo. Cuando el niño juega, aprende, trabaja, reinventa para él, a su manera y a su ritmo, gran parte de las competencias que le permitirán acceder a todo el saber humano.

Según el psicólogo Piaget:

las concepciones infantiles son diferentes de las del mundo adulto”. El objeto y su denominación, la fantasía y la realidad, la mentira y la verdad son para el niño conceptos que no van separados con suficiente precisión. La situación lúdica no tiene limitaciones rigurosas.

Piaget estimaba que el juego era una de las manifestaciones más brillantes de esa peculiaridad del pensamiento infantil situado entre los primeros meses y el pensamiento de los adultos.

El juego es elemento de transmisión social de valores y el juguete es un elemento estimulador del juego; es también, sin duda, un elemento de transmisión social de valores y modelos, y los mismos objetos de juego toman en el curso del desarrollo, nuevos significados.

 “Durante las primeras etapas de juego, la niña bañaba la muñeca, le daba de comer y la acostaba. Con el tiempo, aparecen modificaciones lúdicas; la conversión de la niña en mamá y de la muñeca en hija, da lugar a que los actos de bañar, dar de comer y preparar la comida se transformen en responsabilidades del niño. En esas acciones se manifiesta ahora la actividad de la madre y padre con el niño, su amor y su ternura; claro, que eso depende de las condiciones concretas de la vida del niño”.[5]

Los niños y las niñas juegan de diferentes maneras y buscan juguetes diferentes, se puede discutir si se trata de un hecho adquirido o cultural, o si, por el contrario se basa en las necesidades psicológicas, pero raramente se puede argumentar una condición genética. En este camino de comprensión y aceptación del propio sexo, se necesitan signos de identificación.

El juego, durante una etapa que puede ir desde los 7 hasta los 12 años, necesita tener referentes diferenciados por sexo. Pero si, por tradición, sólo damos muñecas y cocinas para las niñas y coches, tecnología y mecánica para los niños, estamos manteniendo un círculo cerrado La importancia puramente didáctica del juego, el valor que éste tiene para adquirir nuevas nociones o formar nuevas aptitudes y facultades, es muy limitada expresa Daniel Elkonin . Por ejemplo se puede organizar jugar al supermercado con el fin de enseñar a los niños a utilizar la medida de peso. Para ello se introducen en el juego una balanza para pesar unos u otros objetos ejecutando por turno las funciones de vendedores y compradores. En estos juegos, claro que los niños pueden aprender a pesar, contar artículos por unidades y hasta hacer las cuentas y manejar dinero. Las observaciones demuestran que en el centro de la actividad de los niños están las operaciones con el peso y otras medidas, los cálculos, etc. Pero se relegan a un segundo plano las relaciones entre las personas en el proceso de la compraventa. Esto no quiere decir que Elkonin niegue la posibilidad de utilizar así el juego, pero al representar la actividad del chofer, del médico, del marino, del capitán, del vendedor, el niño no aprende de verdad ni a conducir un automóvil auténtico, ni a guisar comida verdadera, etc. Lo que importa principalmente es el placer de jugar.

La competición también tiene mucha fuerza en nuestra cultura. Los resultados de esos juegos extraordinariamente reglamentados, que llamamos «deportes», ocupan muchas páginas y secciones de los medios de comunicación, pues nos permite identificarnos con un vencedor o perdedor. Un juego o deporte competitivo puede animar mucho a un grupo, pero no nos aportará nada nuevo si no observamos atentamente qué ha sucedido principalmente en nosotros.

 

  1. La importancia del juego en el desarrollo personal, familiar y comunitario

  “El juego le permite al pensamiento acciones espontáneas y eficaces para enriquecer las estructuras que posee y hallar nuevos caminos, nuevas respuestas, nuevas preguntas.Un niño que necesita conocer el mundo desde sus posibilidades, y un adulto, que necesita conocer al niño, tienen en el juego un espacio que permite actos conjuntos, integradores. Este espacio favorece además, la vivenciay la reflexión, que redundará desde:[6]          
Como en un círculo, pero esta vez no vicioso, de las nuevas propuestas aparecerán nuevas acciones; en ambos, más abarcativas y más complejas. Y así sucesivamente.

Este proceso continuo permite la interpretación y la comprensión de la evolución del niño, y que el adulto pueda generar nuevos espacios y propuestas que acompañen el desarrollo de los mismos, los contengan y los ayuden a ser artífices de su crecimiento”.[7]

El Ninño   -----------------------      El Juego        ------------              El Adulto

Los conceptos  a continuación citados, desarrollados por especialistas expresan de forma clara la importancia del juego en el desarrollo personal, familiar y comunitario:

Ø Cuando la familia comprende la significación muy particular que el juego tiene para el niño, la relación padre-madre-hijos se verá muy beneficiada, aun cuando no jueguen juntos a menudo. El niño y la niña necesitan sobre todo sentir el compromiso emocional de los padres en la importancia de sus juegos, pues para ellos esto es muy significativo. Podría decirse que cuando una criatura reclama que sus padres jueguen con ella, en realidad, desea saber si para ellos su ocupación es tan importante como lo es para sí .Al recibir el mensaje emocional de que los adultos se interesan por su juego, se apaciguarán sus dudas y el niño tendrá menos necesidad de una participación activa de sus mayores para estar realmente convencido de que ellos creen sinceramente en su actividad.(Glanzer, 2000)

Ø La familia genera actividades lúdicas y el resultante contenido de sus gráficos, escenas y juegos refleja la atmósfera emocional, la calidad de las relaciones, el estilo de resolución de problemas y el sentido general de creatividad social. (Harvey, 2000)

Ø Hay pocos adultos, por libres que sean para disponer de su tiempo o de su persona, que no hayan sido sorprendidos alguna vez esbozando un gesto furtivo para disimular que jugaban. Existen, sin duda, aquellos en quienes el juego provoca remordimiento. (…) Permitirse el juego, cuando parece llegada la hora, ¿no es acaso reconocerse merecedor de una tregua durante la cual quedan suspendidas las sujeciones, las obligaciones, las necesidades y las disciplinas habituales? (Wallon, 1965) 

  1. El juego en familia: un espacio de diálogo

  Para los niños el juego, más que una forma de evitar el aburrimiento es una manera de expresarse. Compitiendo o colaborando, luchando o estableciendo reglas, los niños nos dicen mucho de lo que piensan y de cómo quieren relacionarse con los demás. Esto es algo que los expertos en infancia conocen y están empezando a aprovechar. Cada vez más los profesores intentan buscar formas de enseñar que sean divertidas. Incluso algunos médicos dedican sus esfuerzos a inventar juguetes divertidos con los que un niño pueda superar determinadas deficiencias. Como adultos o como padres no podemos pasar por alto las grandes posibilidades de comunicación y encuentro que nos da el juego. Aquí no valen las excusas de que “estoy cansado después de tanto trabajo”. Jugar con un niño es igual o más relajante y divertido que ver la televisión. No es una actividad que requiera esfuerzo, pero sí ¡¡ ganas. ¡¡

Darle un juego al niño y dejar de preocuparnos un rato es necesario en algunos momentos, pero no debe ser la norma habitual.

“En la vida diaria, jugar significa para el niño muchos placeres pequeños, y para el adulto, muchas concesiones pequeñas. Jugar puede traducirse en una necesidad, en un momento dado, de hacer ruido mientras el adulto quisiera lograr, por fin, una cierta calma y tranquilidad; jugar puede traducirse también en una necesidad de seguir corriendo y saltando, mientras el adulto se encuentra cansado; puede implicar una necesidad de explorar y descubrir, tomando riesgos mal evaluados; jugar puede significar una necesidad de lograr algún apoyo sin ser sobreprotegido, y puede significar una necesidad de que se atiendan sus peculiaridades, prendiendo, al mismo tiempo, los límites del respeto a los demás.”[8] El juego no nos libra de el niño, nos muestra cómo es, qué es lo que le hace disfrutar, qué capacidad tiene para inventar y buscar soluciones creativas, si le cuesta tomar decisiones.Respecto a todas éstas situaciones tenemos nuestras opiniones. Nuestra forma de encarar las cosas la hemos conseguido tras vivir unos años y experiencias que él todavía desconoce. Hay que compartir nuestra forma de ver y de pensar las cosas, y no encontraremos ningún momento en el que el niño se muestre tan relajado y dispuesto como cuando se está divirtiendo. Cualquier momento puede ser bueno para ese juego especial junto. Una cola del supermercado, un paseo por el campo o el camino hacia el colegio, una pelota de papel, unas piedrecillas o la distancia entre una calle y la siguiente... “el juego puede nacer de cualquier momento, de cualquier circunstancia y en cualquier espacio”. Una de las claves está en la imaginación. De repente somos exploradores, madres, policías, indios... salimos de nuestra realidad y ensayamos otras situaciones, lo que nos permite aprender de ellas. Pisar la luna, ser marinero, inventor, modelo, bailarina... todo ello puede ocurrir en la cabeza de un niño y todo ello le fuerza a imaginar, elegir entre distintas opciones, probarse y aprender con la nueva experiencia. Es necesario terminar con la creencia de que el juego es una “pérdida de tiempo”, algo solo para niños. Puede parecer una opción seria, pero lo más responsable con nuestro hijo es acercarnos a él y pasar el tiempo juntos. Difícilmente nos entenderemos con nuestro niño cuando sea adolescente si en su infancia no hemos sabido compartir y divertirnos juntos. El juego es algo natural e innato en el niño, a través del juego el desarrolla sus sentidos, su creatividad, comparte y aprende nuevas experiencias. No todos los adultos tenemos la misma capacidad para jugar con un niño, ni el mismo tiempo, ni la misma creatividad. Jugar es un hábito que se aprende con la experiencia, es sorprendente ver  las capacidades que se  desarrollan a medida que se juega con ellos. Compartiendo situaciones lúdicas, el niño ve en sus mayores a personas capaces de divertirse con ellos, y esto sin lugar a dudas es un motivo de orgullo incomparable con ningún otro,  ya que sus papás deciden pasar su tiempo libre disfrutando con ellos. Con el juego, no solo se conoce la forma de pensar de los chicos, se refuerzas la autoestima, ya que el se siente protagonista de la vida del adulto. En la mayoría de los casos esto es una realidad, no una sensación, ya que la mayor parte de nuestras preocupaciones en esta etapa de la vida, están relacionadas con ellos, que colegio elegir, que actividad extraescolar, necesita refuerzo en matemáticas,... ¿Porqué, no demostrarles entonces, que realmente su desarrollo psicológico es para nosotros tan importante como su desarrollo físico? Y ¿qué pasar parte de nuestro tiempo libre con ellos es una experiencia que nos encanta, por que ellos son tremendamente interesantes? Para finalizas ante el juego nos reencontramos con la diversión y la relajación que el trabajo y las preocupaciones nos hacen descuidar  

  1. El juego y la comunidad: un espacio de encuentro

 

Jugar es para las personas una buena manera de no olvidar su identidad.

Al volver a jugar, se recuperan funciones que la seriedad y las responsabilidades de la edad nos han robado.

Los tiempos que corren, las responsabilidades, las constantes exigencias en las obligaciones, nos ocupan de lo urgente y nos distraen de lo importante.

También las variaciones sufridas en el paisaje arquitectónico urbano principalmente sorprenden: Los espacios habitacionales antiguamente habituales para las reuniones familiares hogareñas se han reducido en el interior de las viviendas que de alguna forma influye para las relaciones que propician el intercambio con nuestra familia, nuestros amigos, nuestra comunidad. Y los espacios públicos no están en su mayoría brindando una protección y seguridad como para transitar sin los consabidos miedos.

Existen escasas planificaciones de espacio públicos que permitan y propendan al intercambio con los otros ciudadanos que permitan desarrollarnos, compartir en familia y con otras familias y de alguna manera esto encadena olvidos de lo nuestro, de nuestra identidad, de nuestros valores, etc.

El juego decíamos en un comienzo es un puente que nos permite comunicarnos, ir y volver y volver a ir, cruzarlo para el propio crecimiento, para el crecimiento familiar, y para el crecimiento comunitario. Aprender juntos, crecer juntos, jugar juntos.  

  1. ¿Qué son las ludotecas?

 Las ludotecas son espacios de expresión lúdica creativas, transformados por la imaginación, fantasía y creatividad de los niños, donde todos se divierten con espontaneidad, libertad y alegría ( Raimundo Dinello) Según la etimología, la palabra ludoteca viene del latín “ludos” que significa juegos, fiestas, la cual fue unida a la palabra “theca” que significa caja o local para guardar algo. El 20 de noviembre de 1959 se realizo la Declaración Universal de los Derechos del Niño, que en su séptimo principio se refiere a la educación. En 1960 la UNESCO aprobó y difundió internacionalmente el proyecto de las ludotecas.

Nombrada según los variados idiomas de los  diversos modos: lekotek en Suecia y demás países nórdicos, toy libraries en Inglaterra, Canadá y otras naciones de habla inglesa, brinquedotecas en Brasil, ludotecas en Francia, España, Portugal e Ibero América, se debe tener claro que no es a su  etimología las que las define, ya que las ludotecas no son solo un local donde se guarden juegos y juguetes o un simple depósito de juguetes:

Debemos considerarlas como un espacio para estimular al niño y su familia a jugar ofreciéndoles un espacio y juguetes, propuestas de diversos juegos y actividades de entretenimientos coordina El juego, como animación lúdica es, por definición, animación sociocultural, y en consecuencia, desde el punto de vista de los espacios físicos para su desarrollo ocupa, por derecho propio, un lugar en las instituciones socioculturales, tradicionales o novedosas, como son -entre otras- las casas de cultura, bibliotecas, museos, hemerotecas, videotecas, salas de exposiciones y conciertos, teatros, mediatecas...La segunda mitad del siglo XX fue marco para el surgimiento en el mundo de un nuevo tipo de institución sociocultural: las ludotecas. Conocida la primera experiencia en la ciudad norteamericana de Los Angeles, en 1934, estos espacios destinados a propiciar el juego infantil mediante la concertación de juguetes y demás material lúdico, fueron progresivamente pasando de una función esencialmente compensatoria en el plano social -brindar posibilidades de juegos con juguetes a niños de los sectores humildes de la población- a otra mucho más abarcadora y necesaria, al insertar la actividad lúdica en los empeños de formación integral de la infancia, adquiriendo de tal modo su verdadera misión educativa.[9]. Las ludotecas se generan con distintos objetivos que suele estar relacionados con el contexto social y cultural de la comunidad, sus necesidades y los interés que prevalen en el. Sea cual sea su motivo de origen, en general se justifica en nuestras sociedades este tipo de espacios por las siguientes razones:

• El tiempo y el espacio que  son insuficiente y escaso

• El intercambio entre jugadores: La actual dinámica social dificulta notablemente la frecuencia de los encuentros entre niños para el juego y entre este y el adulto.

• Los medios lúdicos o juguetes: al ser objeto de objeto de consumo no siempre está al alcance de todos los sectores y muchas veces los padres proponen objetos que no se condicen con las preferencias de los hijos

• Las acciones físicas y mentales que estimulan al individualismo, a la discriminación de diversas formas que ” provocan la pérdida de la comunicación afectiva intergeneracional, entre otros problemas para cuya solución no se trata tan sólo de rescatar y aplicar juegos tradicionales, cuyo valor no rebase lo esencialmente etnológico, sino sobre todo de rescatar la tradición de jugar, mediante acciones de integración que estimulen la honestidad, la solidaridad y la aceptación de las diferencias, entre otros valores humanos[10].

• La relación medio-fin brindando alternativas de juego de forma amplia y espontáneas.

 Las ludotecas son espacios intencionalmente diseñados para posibilitar vivencias lúdicas con resultados positivos para los niños, la familia y la comunidad, que por la tanto deben estructurarse previa especificación del marco ético y los objetivos desde las políticas y los programas y aprender a actuar con justicia y ecuanimidad respecto a otras personas, razas, sexos, etc., de forma concreta, sin dejarlo al azar. Si bien su objetivo principal es crear un espacio para el desarrollo del niño a través del juego y la participación en las actividades lúdico formativas, surgen para el encuentro grupal e intergeneracional y el juego de los niños y las niñas que serán acompañados por los ludotecarios, adultos y jóvenes que asesoran y desarrollan actividades con un objetivo claro: el desarrollo integral de los niños y las niñas.[11]   

  1. Las ludotecas barriales: espacio de apropiación comunitaria

 “El trabajo, el arte, la familia, la sociedad ya no pueden permanecer aislados”.“Para lograr el cambio el corazón y la razón no pueden permanecer más tiempo separados”Bruno Bettelheim  

Para lograr organizar una buena ludoteca barrial podemos utilizar diferentes recetas, como por ejemplo la que nos propone la brasileña Cecilia de Simona:

                            "Receta para hacer una ludoteca" Cajas, latas y alegría,                                  Pintura, cola y poesía,                                                                Muchos niños por doquier,                                   Y tantas ganas de hacer. Bolsas, lápiz y pincel,                                  Muchas hojas de papel,                                                              Instrumentos... ¡la canción!,                                  Y un niño en el corazón.  No es difícil, ya verás, y pronto   organizarás,                                Si te lanzas a jugar,                                                                       "Ludos" en cada lugar.                                Y aunque algunos no lo quieran,Hay muchos niños que esperan.                              ¡Inténtalo, por favor                                                   Con tu alegría y tu amor!.                             

El Objetivo principal de las ludotecas barriales esta enfocado en generar un espacio de encuentro de participación y recreación o educación para el ocio de los miembros de la comunidad. Debe pensarse como un espacio  lúdico que permita a través de la fantasía y creatividad del niño, el desarrollo psicomotor afectivo y social de este para crecer compartiendo y aprendiendo por medio de las vivencias, pero también donde pueda compartir con sus pares y con los adultos experiencias lúdicas.También debe pensarse como un lugar de comunicación entre miembros de la misma comunidad para conocerse, intercambiar y apropiarse de su lugar para lograr un sentido de pertenencia. Otros objetivos que se pueden planificar son el de educar para el ocio, la recreación y el tiempo libre, utilizar los juegos para propiciar que el niño y el adulto aprenda a convivir con los otros, recupere valores o los aprenda, practicando cooperación, iniciativa y cortesía,Propiciando para esto, espacios de interacción y experiencias prácticas entre los adultos y los niños.Lo ideal para la planificación de este tipo de espacio es que se origine con la participación futuros usuarios, lo que por si ya crea lazos en la comunidad.  Estas  Ludotecas deberían:

  • Rescatar el juego tradicional y contrarrestar los efectos negativos de la cultura de la imagen impuesta con alternativas donde se formen imágenes autogeneradas / juego creativo y simbólico.
  • Ser un espacio para el uso del juego libre y como método de aprendizaje y desarrollo de competencias, habilidades y conductas.
  • Ser una alternativa que yendo más allá del espacio, es una filosofía y una institución que promueve el desarrollo de niños críticos y creativos.

 Estructurar Ludotecas con esas características equivale a hablar de la Ludoteca como proyecto, lo cual supone comprometerse en su generación siguiendo un plan cuya formulación debería surgir de un proceso genuino de construcción colectiva, que ideal y factiblemente debe seguir criterios como:

  • Que la comunidad y particularmente los niños y las niñas en interacción con el ludotecario y las instituciones realicen el diagnóstico de base.
  • Organizar grupos de trabajo desde el inicio con la participación de los niños.
  • Dejar claras las reglas de funcionamiento, acordarlas y concertarlas. Particularmente el manejo de las estructuras de poder y la toma de decisiones.
  • Generar una dinámica de gestión del conocimiento que posibilite a la comunidad organizar sus saberes, ampliarlos con el conocimiento formal y traducirlos en herramientas y técnicas, y que principalmente alimenten los procesos de reflexión, toma de conciencia, capacidad de toma de decisiones para cualificar la acción.

Todo el proceso de construcción de la ludoteca ha de estar mediado en esencia por un enfoque pedagógico basado en la comunidad y en la construcción de espacios democráticos[12]. Promover los espacios que dan respuestas a las necesidades de las personas respecto del juego, sea el lugar que sea y con las condiciones materiales con las que se cuenten “incluso sólo con el propio cuerpo como único recurso”, permite una activa reciprocidad de prácticas y sensaciones con los demás como también nos da la posibilidad de descubrir sus miedos, sus logros, sus alegría ayudándolos a crecer y a crecer como personas, como ciudadanos  miembro de una comunidad

  1. Conclusión

“Para cada uno de nosotros, adultos, padres de familia, educadores responsables en un momento u otro de tomar decisiones importantes que puedan tener un impacto en el futuro de los niños de nuestros países respectivos, es importante estar profundamente convencidos de la importancia del juego”[13] y de dar la razón de lo que  es un derecho del niño,…y digo del niño de edad cronológica pero también del niño que nos permitimos ser cuando de adulto jugamos. Si lo que queremos para el futuro son adultos motivados, activos, equilibrados, debemos dar a los niños de hoy, en todas las culturas, el derecho a jugar.

Dicha convicción debe sobrepasar las palabras, las grandes declaraciones teóricas, para aplicarse en la vida diaria que compartimos de múltiples maneras con los niños. Aplicar estos principios puede tornarse exigente para nosotros, los adultos; esto requiere comprender todas sus implicaciones y consecuencias.

“El Informe de la UNESCO elaborado por la Comisión Internacional sobre la Educación para el S. XXI presidida por Jacques Delors, basa la educación para el futuro en cuatro pilares fundamentales: Aprender a conocer, Aprender a ser, Aprender a hacer y Aprender a vivir en comunidad.”[14]  Este último expresa:

“Aprender a convivir y a trabajar en proyectos comunes: en el Informe se asegura que este es uno de los retos más importantes del siglo XXI. Nunca en la historia de la humanidad se había llegado a tener tanto poder destructivo como actualmente. Ante tal situación, debemos aprender a descubrir progresivamente al otro; debemos ver que tenemos diferencias con los otros, pero sobre todo tenemos interdependencias, dependemos los unos de los otros. Y para descubrir al otro, debemos conocernos a nosotros mismos: cuando sepa quién soy yo, sabré plantearme la cuestión de la empatía, entenderé que el otro piense diferente de mí y que tiene razones tan justas como las mías para discrepar.

El Informe Delors propone que se favorezcan los trabajos en común, que se preste atención al individualismo –que no está en contra de la individualidad–, y que destaque la diversidad, como elemento necesario y creador. Tengo la sensación de que cuando se habla de la atención a la diversidad, se intenta romper la diversidad; pero no se trata de eso, no es acabar con la riqueza de la diferencia, sino tratarla adecuadamente para igualar a todos y así evitar conflictos”.[15].

 Los espacios, los puentes que son  las ludotecas dentro del desarrollo del niño, de la familia y de la comunidad, deberían ser espacios considerados por los planificadores comunicacionales y deberían ser incluidas en las propuestas públicas de educación no formal para la educación en el ocio y la apropiación comunitaria. Parafraseando uno de los conceptos de la Lic. Mónica B Sánchez vertido en el Curso de juego EGR Encuentro 4 debemos  aceptarnos sin segregaciones, cercarnos sin confundirnos  ni mimetizarnos, involucrarnos  sin rivalizar, emprender juntos en forma competente un camino que nos permita crear una nueva concepción de la identidad cultural  , desde una perspectiva comunitaria real donde el verdadero protagonista sea el niño, el adulto, la familia, el barrio..Por lo cual reafirmamos que las ludotecas barriales son “Un espacio lúdico planificado para mejorar procesos de comunicación entre adultos y niños; entre familia y comunidad. Un espacio lúdico de apropiación comunitaria para desarrollar nuestro sentido de pertenencia al lugar que vivimos, preservarlo y poder así defender, desarrollar y conservar  valores”   

Ana Ángela Chiesa - Villa Giardino, Mayo de 2007  

Bibliografía 

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Pasini María Marta: Los juegos humanizadotes: infancia, adolescencia y cultura

http://www.unadeniargentina.com.ar/material/juegoshumanizadores.htm

Scheines, G: Jugar es fundar un orden. En: Scheines, G: (Compiladora) Los juegos de la vida cotidiana. EUDEBA, R. A., 1985.

Vygotsky L. Pensamiento y Lenguaje. Buenos Aires, Editorial Pléyade.

*Este Trabajo fue presentado como trabajo  final en el Curso: Juego y Vida Cotidiana La escuela: donde se aprende... ¿no se juega? en el marco del Proyecto El Globo Rojo del Área Infancia en Red. La devolución pertenece a Elsa Aubert coordinadora del curso
 

 

 

2 comentarios

Ana -

Gracias Claudia por tú comentario.
Ana A Chiesa

claudia zerpa -

Muy buena información conocí al señor Dinello en una charla en un jardin en Montevideo,y una de las cosas que recuerdo fue cuando dijo que el niño aprende jugando,trabajo con niños de 2 y 3 años y puedo asegurar que es así.